Las mascotas son más sensibles que los humanos al calor, ya que tienen mayor temperatura corporal de base y solamente se termorregulan mediante el jadeo y el sudor por las almohadillas. Por ello, lo que para nosotros sería un calor agobiante, para ellos puede conducir a un fatal desenlace.
Principales peligros:
- Dejarles "un momentito" en el coche, incluso a la sombra y con las ventanillas bajadas.
- No proporcionarles una buena sombra en el jardín o la terraza.
- Atarlos a la caseta sin sombra, la caseta no les refugia del calor.
- No dejarles suficiente agua o dejar que ésta se caliente.
- Disponer de suelos que absorban calor, como el cemento o ciertas baldosas.
El golpe de calor no siempre sucede en el momento de más calor. Si el animal lleva varios días expuesto a temperaturas altas, puede ir lentamente deshidratándose hasta que comienza los síntomas.
Síntomas más llamativos:
- Decaimiento
- Respiración dificultosa.
- Temblores.
- Mucosas azuladas.
- NO BAJAR SÚBITAMENTE LA TEMPERATURA.
- Humedecer con agua a 20º, especialmente cabeza, cuello y pecho. Si es posible, sumergirlo, pero jamás en agua muy fría.
- Nunca cubrir con toallas húmedas, pero sí podemos tumbarlo encima.
- Ofrecerle agua (que no beba en exceso) o humedecerle la boca.
- LLEVARLO INMEDIATAMENTE AL VETERINARIO, TRAS LOS PRIMEROS AUXILIOS.
Prevención:
- Evitar paseos largos y ejercicio en las horas centrales del día. Aprovechar las mañanas y las tardes, y en zonas con sombras y fuentes. Especial atención a animales de morro "chato" (braquicéfalos)
- Proveer siempre a nuestra mascota de agua fresca. Ellos tampoco se quieren beber el agua caliente, y necesitan hidratarse. Cambiarla varias veces al día si es necesario, o echar un par de hielos.
- Asegurarles siempre buenas sombras y suelos frescos.
- No dejarles jamás en un coche parado en verano, ni siquiera a la sombra.