Espigas con mala idea....

¡Cómo ha llovido este año! ¡Y qué de espigas! Se están empezando a secar, y empiezan a ser un serio peligro para nuestros perros...

 Las espigas están diseñadas para enterrarse ellas solitas. Una vez clavadas en la piel de nuestro amigo, solamente avanzan, y no paran... Pueden llegar a recorrer impactantes distancias dentro del cuerpo, y sus efectos pueden ser únicamente molestos, o pueden llegar a provocar infecciones muy peligrosas.




Sitios frecuentemente afectados:

• espacios interdigitales
• axilas y tripa
• oído
• ojos
• nariz
• vulva y prepucio.

Estos son solo los sitios de entrada, si no lo detectamos a tiempo pueden aparecer en cualquier sitio, como por ejemplo los bronquios. Nos ahorramos ponerte unas fotitos ilustrativas, por si acabas de cenar...

¿Cómo prevenir?

Evidentemente evitar zonas de espigas es infalibe, pero no siempre posible, así que recomendamos:

• Recortar el pelo todo lo posible, especialmente en zonas conflictivas. El pelo además de ayudar a la espiga, la camufla.
• Cepillar e inspeccionar tras cada paseo. Revisando especialmente las zonas habituales que mencionamos antes. 

Si tu perro empieza a tener síntomas como estornudos imparables, hinchazón en un ojo o en alguna zona sensible o notas que tiene algo en el oído, acude rápidamente a tu veterinario. Si esperas, la espiga seguirá avanzando y cada vez será mas difícil su extracción y los daños mayores.
Si simplemente ves que tiene una espiga metida en la piel, puedes sacarla tú mismo, con mucho cuidado de no romperla (unas pinzas ayudan) y desinfectando con Betadine después.

Resumiendo: protege a tu mascota y evita las espigas todo lo que puedas...

¡Lengüitas a salvo!

La procesionaria del pino

Muchos tenéis perro de toda la vida y jamás habéis oído hablar de los peligros de esta oruga. Y lamentablemente, sus daños son mucho más frecuentes de lo que se piensa.
Hanna tuvo un episodio en el que casi muere, pero por suerte sólo perdió un trozo de lengua.

¿Por qué es tan peligrosa la procesionaria?

Éstos son los culpables: los tricomas. Cada oruga tiene alrededor de 500.000 tricomas, pequeñas agujas envenenadas de doble punta, que se desprenden fácilmente e incluso al aire. No es necesiario ver una oruga para sufrir sus efectos, sólo que haya estado por la zona o en una piña.
El veneno produce en la víctima una reacción alérgica, con una liberación explosiva de histamina. Si no se trata a tiempo, esta reacción puede afectar a la glotis y provocar la muerte de nuestro amigo.

Después de pasar la fase crítica, va a haber una necrosis de la zona afectada, y esta zona se caerá. Suelen desprenderse partes de la lengua, pero hay casos más trágicos (atención a personas sensibles).

Os dejamos este link donde se explican muchos detalles. Y nuestro consejo personal es evitar los pinares en primavera, ¡aunque cueste! y llevar siempre Urbason inyectable en la mochila, acorde al peso de nuestro amigo, para ganar tiempo hasta el veterinario.